sábado, 28 de julio de 2012

una historia

Cuando nací me regalaron un libro completamente en blanco. Un libro que yo iría escribiendo, llenándolo de mis propias historias. Un libro escrito en permanente, en el que no hubiera ninguna posibilidad de borrar ningún error, en el que la única optativa sería aprender para no volver a cometer ese fallo.
Al principio, pues claro, mi libro se regía por los pensamientos de otros, hasta que llego el momento en que yo agarre las riendas de mi propio cuento. 
Yo no quería escribir una historia igual al resto, me negaba a hacerlo, yo quería que las personas leyeran mi relato, sintieran que esa era una historia única, ni buena ni mala, sino única. 
Por ello, me senté y pensé en ser diferente y así lo hice, así lo hago. 
Durante años el libro se fue llenando de capítulos llenos de sonrisas y momentos alegres. Las lágrimas eran en contadas veces y por motivos no muy preocupantes. 
Yo era feliz con mi versión de libro hasta que me di cuenta que algo le faltaba. ¿Los temas importantes? ¿Las noches de lágrimas? Ya entendí que deben existir capítulos con finales tristes, ¡qué aburrido sería el cuento si todas las historias tuvieran un final feliz! También comprendí que de esas historias se aprenden y que al terminar el capítulo, se comienza en una página nueva, otra nueva historia, es obvio y no hace falta decirlo, que cuando el final no es el deseado, teniendo en cuenta lo cabezota que soy, le doy una y mil vueltas para intentar arreglarlo, pero llega un momento en el que me doy cuenta que mejor seguir adelante.
No soy perfecto ni mi historia lo es, pero si es verdad que al girar una página, comienzo a escribir la otra con mayor madurez. También es cierto que no me arrepiento de todos los capítulos escritos y que estoy dispuesto a escribir durante mucho tiempo y lo más importante, creo que ahora comienza un bonito capítulo, en el que no sé lo que pasará, ni quienes me acompañarán, pero si sé que ahora vuelven el color a las letras y la ilusión de seguir.
No me gusta escribir dos páginas iguales, no me gusta seguir una rutina, por eso, siempre sorprenderá la historia de mi vida.
Mi libro se basa en un sueño que es la vida, unos cimientos que son las sonrisas y muchas grietas que son las caídas. Porque sí, mi libro está lleno de grietas, porque no me cansaré de caerme y levantarme.
Tú, y tú también, y aquel y el otro, forman parte de este libro de una forma u otra, son parte de mi historia.
No me olvido de nadie, es el único libro que me sé de memoria, que aprobaría en cualquier examen sin complicación.
Es un libro auténtico, es una historia auténtica, de un chico simple como soy yo.
Algunas veces, es verdad que la historia no se entiende, quizás no hay porque entenderla. Otras veces, al leerla, dan ganas de matar al protagonista, es decir, dan ganas de matarme, pero, ¿qué le vamos a hacer?
DICEN QUE LOS CUENTOS SON SOLO CUENTOS; YO HAGO DE MI VIDA UN CUENTO Y DE MI CUENTO MI VIDA.

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